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‘Un pequeño contratiempo’, luego es demasiado tarde

Teddy es un joven acostumbrado a dejarlo todo para “después”. Piensa que tiene todo el tiempo del mundo. Una noche especial de Año Nuevo conoce a Leanne, con quien comienza una relación. Un día cualquiera, acude con ella a la tumba de su padre y allí encuentran a una misteriosa mujer desconocida quien hace un regalo muy especial a Teddy. Desde ese día, todo se acelerará en la vida del joven. Tras su boda con Leanne descubrirá que sus días pasan a toda velocidad. 

Hay quien prodiga que la vida es demasiado corta sobre todo si no se aprovecha para compartirla con felicidad. ¡A vivir, que son dos días…! Y la mitad es de noche. Lo que está claro es que disponiendo de esta magnífica oportunidad, y teniendo en cuenta que las cosas no se tuerzan más de lo imprescindible, el mensaje hedonista del “carpe diem”, para uso y disfrute consigo mismo y con quienes nos rodean, debería ser una máxima vital que ahorraría muchos quebraderos de cabeza, e incluso descongestionaría las consultas psicológicas y terapias del signo que sean.

Por encima de cualquier libro de autoayuda emocional, o de gestión positiva del tiempo para un impecable desarrollo de la personalidad, el actor y director Josh Lawson además escribe el argumento de una trama un tanto fabulosa, fantástica y hasta agobiante. Todo un hombre orquesta si además se tiene en cuenta que está al cargo de la producción ejecutiva de ‘Un pequeño contratiempo’.

Está diseñada con un matiz peculiarmente teatral. Jugando con la comedia romántica y algo de drama, su principal baza es la del elenco interpretativo que le da un aire muy dinámico a la historia.

Una confusión en la celebración del Año Nuevo australiano sirve para desencadenar todo tipo de situaciones inverosímiles que padecerá su protagonista como atrapado en un tiempo que se le va de las manos.

Rafe Spall (‘La gran apuesta’, ‘Jurassic World: El reino caído’, ‘Cuando yo no esté’) sale bastante airoso de los irónicos diálogos. Es el protagonista sufridor de una aleccionadora y caprichosa maldición, como si de una amnesia temporal se tratara. Una especie de ‘Memento’ contada al derecho y con más burla. Proporciona una muy solvente interpretación para el resto de compañeros del reparto.

Zahra Newman (‘La verdad’), mantiene muy bien la compostura haciendo las veces de pareja, esposa, o intermediaria entre una realidad vivida a trompicones. Actriz de teatro y televisión, despierta simpatía a raudales hacia su papel lleno de vitalidad, soltura y perplejidad asumida.

Completan el reparto el propio director Josh Lawson, Dena Kaplan, Ronny Chieng y Noni Hazlehurst. Pocos personajes pero suficientes como para que no decaiga el interés de la obra.

‘Un pequeño contratiempo’ es una historia de segundas, terceras y hasta décimas oportunidades regidas por la máxima de “no malgastes ni un segundo”, la vida es demasiado corta. Una especie de cuento con regalo maldito, como la manzana de Blancanieves, envuelto en una lata con fecha de caducidad para no abrir antes de diez años. Y lo cierto es que todo ese tiempo da para muchas ironías en la vida de una misma persona.

Salvo en el confinamiento, donde el tiempo parece secuestrado y más de alguna persona se ha regido por la eficaz máxima de “deja para mañana lo que puedas evitar hacer hoy”, la vida está para vivirla, y “siempre hay mucho por hacer”. Como disfrutarla en buena medida.

Lo mejor: las interpretaciones y un buen guión original que sabe adaptar el drama del mensaje con buen humor.

Lo peor: que no seamos capaces de creernos que el tiempo a veces se desvanece y se  nos va de las manos sin haber hecho aquello que tanto ansiamos.

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