Documental sobre unos visionarios contraculturales que se aislaron durante dos años en un ecosistema artificial. En 1991, un grupo de partidarios de la contracultura construyó una enorme réplica del ecosistema terrario llamado «Biosphere 2». Cuando ocho científicos se encerraron dentro de él para vivir allí, se enfrentaron a diversas calamidades ecológicas, así como a acusaciones de tratarse de una secta. Su épica aventura es tanto una advertencia como un testamento sobre el poder de pequeños grupos de personas de «reimaginar» el mundo.
Es una gran verdad que la mayoría, en esta Sociedad aborregada, mira con escepticismo a aquellos que se salen del tiesto, buscando formas diferentes de pensar y obrar.
‘Spaceship Earth’ es un documental poco innovador en lo narrativo (aunque tremendamente efectivo), pero fascinante en la historia que nos cuenta y que, los que peinan canas, recuerdan por su calado mediático.
Tras una serie de proyectos que tenían en común la diversidad, la sostenibilidad (la de verdad, no el adjetivo-coletilla que se usa para todo hoy en día), la búsqueda de nuevas formas de aprovechar los recursos del planeta sin dañarlo, varios pioneros liderados por un carismático visionario (contracultural de corazón, pero capitalista en cuanto a reunir los medios para conseguir sus fines, apoyándose en el sistema y el apoyo de un acaudalado magnate de Texas), idearon el ‘Biosphere 2’, una réplica del planeta donde pretendían subsistir de forma autónoma, como test y paso previo a la futura colonización del espacio desde una Tierra cada vez más esquilmada y próxima al colapso.
Lo mejor de ‘Spaceship Earth’ está en las maravillosa sucesión de imágenes de archivo, que construyen la historia de los pioneros originales y, después, la de los ocho científicos idealistas, valientes y excéntricos que vivieron la peripecia del Biosphere 2.
Intentando cambiar el mundo, se enfrentaron a varios desafíos, mientras la Sociedad y los medios de comunicación de fuera les miraban con lupa, pujando, como suele ser habitual, por ‘sacar tajada’ colocando árboles que tapen el bosque.
Con mirada crítica, el documental se disfruta doblemente.
Primero porque pone de manifiesto que los cambios pueden ser posibles, pero que siempre chocarán con los que quieren que todo siga inmutable, amenazados por la pérdida de poder, el miedo a lo desconocido y, también, el incómodo espejo de saberse, en cierta manera, ‘engañados’ por un sistema que vende un sueño uniforme, sin fisuras y para todos.
También porque deja patente que el Biosphere 2 fue un ideal de increíble potencial mal ejecutado, pero sin duda significativo, valioso y ejemplar para los estudios que llegaron, y llegarán, después.
Sin personas como éstas en el mundo (por mucho que las caricaturicen y demonicen, sobre todo, por ser distintos), el fin estaría mucho más cerca.
Por cada uno que solo quiere coger y coger sin dar nada a cambio, hay personas que buscan hacer el bien mayor.
Los primeros, desgraciadamente, serán los ‘normales’ en la Sociedad. Los segundos, casi siempre, chocarán contra el muro.
Pero los segundos, jamás dejarán de intentar atravesarlo.
Para ellos, y para la humanidad, ‘Spaceship Earth’ y el Biosphere 2 fueron, son y serán imprescindibles.
Lo mejor: la fascinante historia apoyada en las imágenes de archivo.
Lo peor: el recelo con el que miramos, siempre, iniciativas distintas.