Narra el paso a la madurez de un muchacho durante un verano inolvidable en el que abundan el helado, la pasta e interminables excursiones en escúter. Luca comparte esas aventuras con su nuevo mejor amigo, Alberto, pero la diversión se ve amenazada por un gran secreto: son monstruos marinos originarios de un mundo que se oculta bajo el agua.
Sin que sirva de precedentes y como buen amante del cine animado, consideraremos que este último trabajo que presenta la compañía del flexo saltarín es un producto que merece la pena ver en pantalla grande. Aunque no nos adentraremos aquí en los inescrutables caminos y vericuetos comerciales para que este título, que ahora nos atañe, llegue al público por otros canales… Esa es otra historia y como decía Michael Ende “debe ser contada en otra ocasión”.
Como director, Enrico Casarosa nos ha deleitado con ese precioso corto titulado ‘La luna’ en el que un abuelo, un padre y su hijo, tres generaciones de la misma familia italiana, salen en barco a faenar bajo las estrellas. Pero también se ha instruido en diferentes departamentos de la compañía para producciones como ‘Coco’, ‘Los Increíbles 2’, ‘Up’, ‘Toy Story 4’, ‘Piper’ o ‘Ratatouille’. Parecía que lo estaba pidiendo a gritos y era de extrañar que tardasen tanto en ofrecerle la posibilidad de hacerse cargo de un proyecto como ‘Luca’. Con guión de Jesse Andrews (‘Yo, él y Raquel’) y de Mike Jones (‘Soul’), lo único que se echa en falta es el cameo de los tres personajes del citado cortometraje.
Lo que no falta en absoluto es un eterno homenaje al cine clásico italiano de Mastroiani, de Fellini, de ‘Vacaciones en Roma’ y de muchísimas otras referencias que se confunden en algunos toques y similitudes con el Studio Ghibli. Aunque bien es cierto que Pixar tiene cierta tendencia a la “disneyzación” y Disney parece “pixarizarse” en un curioso intercambio de roles.
‘Luca’ es una bella historia y divertida aventura acerca de la madurez, y de la elección sobre el tipo de persona que alguien aspira a ser. Superar los miedos de la infancia con decisión, mirando hacia adelante. Y para ello recurre a la fantasía de unos personajes “monstruorizados” (como ya hiciera el estudio en ‘Onward’), que en esta ocasión requieren una textura de leyenda a modo de ‘La sirenita’ (bueno, también me vale ‘Ponyo en el acantilado’).
Colores muy vivos que parecen salidos del coralino mundo de Nemo y Dory. Diseño de personajes aparentemente sencillos pero a la vez muy sofisticados (igual es una reminiscencia de los anteriores trabajos de Casarosa para Fox cuando todavía no pertenecía a la casa del ratón), con unos decorados y fondos de imagen impecables. Lo cierto es que para contar esta historia no le hacen falta muchas florituras, que las tiene y bienvenidas sean.
Pero también tiene esa segunda capa de lectura, sobre el bullying, el miedo a las trabas que en ocasiones nos auto-imponemos, a descubrir un fabuloso mundo desconocido y a aprender a vivir con la ilusión de sentir la verdadera amistad. Ideal para esta época estival, para renovar esperanzas, y para disfrutar en familia.
Tan italiana como la Vespa, la pasta y el Giro… si hubiera evocado al “Cavallino Rampante” la cosa se hubiera desbocado irremediablemente.
Lo mejor: su frescura, la naturalidad de su argumento, y el gran sabor de boca que te deja esta maravillosa aventura.
Lo peor: la exclusividad de que sea distribuida por plataforma, cuando es un producto cinematográfico hecho a todas luces para disfrutar en la gran pantalla.