Tom Hardy vuelve a la gran pantalla para dar vida al letal protector Venom, uno de los personajes más populares y complejos de Marvel. Dirigida por Andy Serkis, escrita por Kelly Marcel y basada en la historia de Tom Hardy y Marcel, la película está también protagonizada por Michelle Williams, Naomie Harris y Woody Harrelson, en el papel del villano Cletus Kasady/Matanza.
“Habrá matanza” son justo las últimas palabras de la anterior entrega, en la que aparecía en los postcréditos el villano de esta secuela, precisamente bautizado como Matanza. Somos caprichosos hasta para esto, españolizamos el nombre original de Carnage, y no rebautizamos como Veneno al protagonista. Me viene a la memoria con cierta sonrisa en la mente por lo “jocoso” que suenan las adaptaciones mexicanas de personajes y lugares del famoso cómic de Bob Kane. Así pues, era innegable que ya estuviera en marcha la continuación de las aventuras de este siniestro antihéroe de la casa Marvel.
Como sigue la misma línea trazada en la anterior entrega, se hace pertinente centrarse en las diferencias más que en las similitudes ya que se trata de más de lo mismo, como comúnmente se suele decir.
Andy Serkis, actor y director que está especializado en las técnicas cada vez más sofisticadas de captura de movimientos (lo encontramos como Haddock en Las aventuras de Tintín, Golum en las adaptaciones cinematográficas de la obra de Tolkien, o como primate en la reciente trilogía de El planeta de los simios…), parece mejorar el timón técnico que supone la interacción digital entre el actor real y el efecto especial.
Se basa en los personajes creados por McFarlane y Michelinie para las viñetas, el guion es de Kelly Marcel (‘Cruella,’, ‘Al encuentro de Mr. Banks’), sobre ideas aportadas por ella misma y el propio Tom Hardy, que además asciende a productor. En la anterior era tan solo ejecutivo. El antiguo director Ruben Fleischer queda relegado a la producción también ejecutiva. Y en la banda sonora, Marco Beltrami (las dos entregas de ‘Un lugar tranquilo’, ‘Le Mans ‘66’, ‘Logan’), recoge la batuta de Ludwig Göransson para esta entrega. La fotografía corre a cargo de Robert Richardson, habitual de Tarantino, Scorsese y Stone.
Los protagonistas son los mismos. Tom Hardy, Michelle Williams, Reis Scott, Peggy Lu. A los que se les añaden Woody Harrelson, Naomi Harris, y Stephen Graham. Acción, peleas, persecuciones, ritmo frenético para subir y bajar por las fachadas de San Francisco en la misma línea de la anterior. Parece ser que Venom solo se lleva mal con otros simbiontes similares, y con su huésped, pero aquí es más cuestión de carácter.
‘Venom: Habrá matanza’ parece una mera película de transición entre lo que está por venir. No sorprende, no engatusa, poco asombra. Da la sensación, al igual que la anterior entrega, de que Venom sin Spider-Man es mucho menos veneno. El problema podría venir en si alguien pretende juntar a todos esos personajes en una misma sala de proyección, sería fabuloso pero da un poco de miedo que no esté a la altura de cada uno de ellos. Pero vamos, es confabular.
Seguro que la legión de fans no saldrá nada decepcionada si disfrutó de la anterior entrega, aunque sea un poco más de lo mismo.
Lo mejor: las discusiones entre el periodista y su alter ego.
Lo peor: la poca ambición por innovar y la sensación de ver meramente una película con mucha acción, igual es porque es lo que es, de acción.
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