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‘La crónica francesa’, magnífico delirio creativo

Una carta de amor a los periodistas. Se ambienta en la redacción de un periódico americano en una ciudad francesa ficticia del siglo XX y da vida a una colección de historias publicadas en la revista «The French Dispatch».

Quienes andan versados en la filmografía de Wes Anderson, reconocerán en sus personajes las insignes caricaturas de mundos imaginarios con grandes dosis de onirismo. Crea perfiles minuciosos para dejarlos volar en la imaginación del espectador a los pocos segundos. Tramas sencillas de complejo desarrollo para disfrutar haciendo artesanía pura y dura en los fotogramas de sus películas.

Hasta cierto punto, Anderson es un moderno trovador de historias absurdas, pero repletas de cierta ternura agridulce. Trata a los personajes reales como si fueran muñecos animados, y a las marionetas les confiere humanidad. ‘Life Acuatic’, ‘Isla de perros’, ‘El gran hotel Budapest’, ‘Fantástico Sr. Fox’, son claros exponentes de la obra apasionante que atesora, y como no podía ser de otra manera, cuenta con seguidores acérrimos como con detractores impertérritos. No hay término intermedio.

‘La crónica francesa’ es la particular visión de los últimos coletazos de la disparatada cabecera de la revista ‘The French Dispatch’ (título de la película en su idioma original). Y describe diferentes relatos a modo de secciones de la misma.

Está narrada por la hechizante voz de Anjelica Huston, y en sus páginas deambulan infinidad de intérpretes de la talla de Bill Murray, Tilda Swinton, Frances McDormand, Jeffrey Wright, Adrien Brody, Benicio del Toro, Owen Wilson, Liev Schreiber, Elisabeth Moss, Edward Norton, Willem Dafoe, Saoirse Ronan, Christoph Waltz, Léa Seydoux, Timothée Chalamet, Tony Revolori, o Lyna Khoudri, entre muchísimos otros. Da la sensación de que hay tortas por inmortalizarse, aunque sean solo cinco segundos, en una producción de Wes Anderson. Un desmadre interpretativo de actores.

Destaca también su apabullante despliegue técnico que le permite jugar con los formatos caprichosamente: color, blanco y negro, aspecto de la pantalla… Escenarios de cartón piedra, de teatrillo de guiñol, reales… No se corta un pelo, ni falta que le hace. Animación, dibujos, maquetas… Lo habitual en Anderson pero como si fuera una película animada hecha con personajes reales, como decíamos.. No hay límites. Es ambiciosa y lo consigue, utilizando bodegones escenográficos detalladamente planificados. Y es tan divertida como delirante a la vez.

No se puede decir más. Es para verla, disfrutarla, y dejarse llevar. ‘La crónica francesa’ abigarrada, alocada, tierna y oníricamente precisa, al estilo galo para los de Kansas. El no va más. Disparatada maravilla de precisión fílmica y delirio narrativo sin precedentes en la filmografía de Wes Anderson.

Lo mejor: Anderson en estado puro, redoblando o triplicando esfuerzos, y desbordando la mente del espectador gracias a su fantástica imaginería creativa.

Lo peor: para quienes tropiecen por vez primera con esta película en la filmografía del director puede resultar ciertamente desconcertante… no hay nada mejor que dejarse llevar y disfrutarla sin pretensiones.

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