Después de una velada romántica, Emma se despierta esposada a su difunto esposo. Atrapada y aislada en pleno invierno, en su apartada casa del lago, Emma tendrá que luchar contra unos asesinos a sueldo para sobrevivir y escapar del retorcido plan de su marido.
Las relaciones de pareja que se basan en el juego sucio, en la desconfianza y el engaño, y en mantener un estatus que sin esa “media naranja” no sería viable, tienden a estar abocadas cuando menos al fracaso.
‘Till Death. Hasta que la muerte nos separe’ parece precisamente lo contrario que indica su generoso título, siguiendo el mismo hilo de sus sinopsis oficial. Es la misma muerte la que precisamente más les une y casi durante más tiempo que en vida.
El australiano S.K. Dale, en su primer largometraje como director tras unos cuantos cortos en su haber, propone un interesante juego de suspense, terror con ciertos toquecillos gore un tanto salvaje. Jason Carvey es el responsable de esta dura historia que parece estar extraída de cómo se las juegan en las mafias del este. Al menos está filmada en Bulgaria bajo un buen manto de frío, lo que contribuye a asentar su credibilidad.
Por aquello de que «dos que duermen en el mismo colchón…”, la historia está protagonizada por una Megan Fox semejante a una insípida femme fatale cuyo revés en su aniversario de boda le hace sobrevivir a la más dura experiencia. Fría en su carácter y en su temperamento, a parte de las condiciones meteorológicas, va recuperando a lo largo de la cinta un poco de cinismo y mala leche para aguantar a los embistes de un malévolo plan estratégicamente urdido para provocar el máximo daño.
Una cena sosa con regalo incorporado. Noche de visita a la casa del lago. Pétalos de rosa esparcidos por todas las estancias a la luz de las velas. Y un despertar sangriento, como comienzo del juego… Lo cierto es que cuando no se lleva ninguna expectativa, o incluso si esta es un poco suspicaz de lo que se espera ver, la sorpresa estalla, te atrapa y hasta incomoda en la butaca, mientras la Fox deambula para arriba y para abajo con tamaña carga.
Eoin Macken interpretando al receloso e inerte marido, Callan Mulvey como el matón sediento de venganza y Aml Ameen a modo de infeliz amante, completan un reparto que te va engullendo en la medida en que van desapareciendo personajes. Eso sí, dejando un peculiar rastro sangriento sobre la inmaculada nieve.
‘Till Death. Hasta que la muerte nos separe’ es una peculiar y enigmática revisión de la bella y la bestia, disfrutable y algo desmedida. Logra un entretenimiento más que eficaz para los amantes del género donde los límites entre la agresión y la víctima no están claramente definidos. Que ya es sorpresa para lo que se podía esperar.
Lo mejor: la estructura de cómic negro que plantean sus imágenes, una Megan Fox que va de menos a más, y cierto nerviosismo que te va engullendo.
Lo peor: que desde el principio todo es bastante previsible, pero lo interesante es cómo lo va desarrollando para captar el interés.