La profesora de un pequeño pueblo de Oregón y su hermano, el sheriff local, descubren que un joven alumno esconde un secreto peligroso con consecuencias aterradoras.
Cada cultura ha de poseer su propia mitología basada en sueños y pesadillas colectivas, en anhelos y desgracias de la comunidad. Sumerios, egipcios, griegos, romanos… y así hasta nuestros días. Y al igual que con la Santa Compaña, allende los mares conquistados -en este caso por los británicos, por si hay que buscar culpables-, los restos de la cultura original de los indios norteamericanos también tienen interesantes figuras para recuperar con cierto repelús. Tal es el caso del nuestro protagonista: el wendigo. Totalmente opuesto al cariñoso peluche que pudiera ser el big foot.
Este personaje monstruoso está basado en el hambre, en la falta de comida y en la necesidad antropófaga de devorar lo que se le plante por delante. Esta versión cinematográfica lo describe como el Alien emparentado con el Fauno y con un sarpullido en forma de cornamenta -tal es el significado original de la palabra “antlers”, no es que sea un apellido muy común, al igual que el título de ‘Jaws’ se refería a las mandíbulas de su protagonista en el ‘Tiburón’ de Spielberg-.
Scott Cooper (‘Corazón rebelde’, ‘Black Mass’, ‘Hostiles’), dirige y también guioniza junto a Henry Chaisson y a Nick Antosca un relato corto de terror escrito por este último bajo el título de “The Quiet Boy”. Cooper, que suele estar bastante acertado en sus trabajos, no yerra en ‘Antlers: criatura oscura’, salvo que para rellenar el relato corto tal vez un largometraje peque un poco de excesivo. Pero el resultado es una muy correcta cinta que cumple holgadamente con los cometidos del género.
La novedad, si es que se puede tomar como tal, es que trata un joven marginal como verdadero protagonista de la historia, y no lo hace nada mal. Jeremy T. Thomas (en su primer largometraje y con cierta experiencia televisiva), interpreta a un chaval que cuida de los restos de la familia: un padre desarraigado y engullido por los trapicheos, y un hermano menor todavía en esa bendita inocencia. Sus problemas se extienden al colegio donde Keri Russell (‘La camarera’, ‘Medidas extraordinarias’, ‘El amanecer del planeta de los simios’), ejerce de profesora y hasta de tutora para facilitarle la vida al menor. Junto a su hermano sheriff, un Jesse Plemons (‘Jungle Cruise’, ‘Judas y el mesías negro’, ‘El vicio del poder’), bastante convincente, intentarán destapar el peligro y escapar de los trágicos sucesos del pasado.
En el reparto también figuran destacados actores como Graham Greene, Amy Madigan y Scott Haze, entre otros. Un buen casting para una película de corte independiente apadrinada por Guillermo del Toro y David S. Goyer en la producción.
La banda sonora está firmada por nuestro turolense Javier Navarrete (‘El laberinto del fauno’, ‘Byzantium’, ‘El mar’), utilizando aquellos acordes más apropiados para generar tensión y susto, y la fotografía corre a cargo del alemán Florian Hoffmeister (’Secretos de estado’, ‘Mortdecai’).
‘Antlers: criatura oscura’ se deja ver con cierto interés, a pesar de que se intuya de lejos la trama. Es una revisión un tanto perversa de los tres osos que acompañan a Ricitos de Oro en su cuento. Y como anuncia a lo largo de su metraje “este sitio huele a muerto”. Una crisálida caníbal que entretiene y también incomoda a los forofos de lo macabro.
Lo mejor: su logrado ambiente tétrico con pocos elementos y gran acierto, sin querer ser pretenciosa en absoluto.
Lo peor: su entramado un tanto predecible, aunque no por ello rebaje la atracción hacia la tensión que genera.