Jakob Fabian, de veinte y tantos años, trabaja como publicista para una compañía de cigarrillos durante el día. Por la noche, vaga por bares de cabaret, burdeles y estudios de artistas con su rico amigo de izquierdas Labude. Cuando conoce a Cornelia, una aspirante a actriz muy segura de sí misma, logra despojarse por un momento de su actitud pesimista ante la vida y se enamora profundamente. Pero pronto, la ola de despidos que sacude a Alemania le arrebata su trabajo, mientras que la carrera de Cornelia florece gracias a su jefe y admirador, Makart, un magnate de Babelsberg Studio. Es un acuerdo que Fabian encuentra difícil de aceptar. Pero no es solo su mundo el que se está desmoronando… Capturando un mundo de decadencia moral y desilusión, esta película es una inmersión fascinante en la Alemania de Weimar al borde de la autodestrucción.
Hay películas que te capturan desde el primer momento.
Por su llamativa puesta en escena, la propuesta visual y sonora, la energía desbordante encaminada a abordar una historia dentro de la Historia (convulsa, en la Alemania de Weimar empeñada en caerse a pedazos).
‘Fabian’ desconcierta y enerva.
Y tiene que ser así, pues recrear la tensión, el desasosiego, el puro cinismo y la incredulidad ante unos acontecimientos que pasan por encima, cual apisonadora, necesita de un despliegue de pura energía, dispuesto a embarrarse sin apenas concesiones ni paños calientes.
En una época en la que el cinismo y la incertidumbre están a la orden del día, es muy sencillo conectar con la película del director Dominik Graf, basada en la novela «Fabian. Die Geschichte eines Moralisten» de Erich Kästner, una de las obras capitales sobre la república de Weimar.
El trío protagonista formado por Tom Schilling, Saskia Rosendahl y Albrecht Schuch , en estado de gracia, despliegan todas las facetas de la decadente y desilusionada Humanidad, tan cerca casi siempre de lo inmoral y lo amoral, con ligeros destellos de redención y grandeza en las peores situaciones posibles.
Fiel al sólido catálogo de Filmin, ‘Fabian’ es un producto de calidad que requiere de la implicación del espectador.
Le pide que se centre, que deje el móvil, reflexione y experimente una época agitada aparentemente pretérita, que verá reflejada con total normalidad en su alocado día a día en esta Sociedad tan ‘avanzada’.
¿Estamos condenados eternamente a repetir los mismos errores? ¿Es la Historia tan cíclica, o un simple producto de nuestras bajas pasiones, inseguridades, envidias, hartazgos y anhelos de un mañana mejor, que nunca llega?.
Como siempre, el cine imita a la vida. Y ‘Fabian’ no es una excepción.
Una película necesaria como reflejo de la Historia y, también, del presente donde la Historia, tozuda, se repite.
Lo mejor: invita a la reflexión.
Lo peor: difícil que la disfruten en su totalidad los espectadores no implicados.