Home > Estrenos > Críticas > ‘Tár’, aparente genialidad

‘Tár’, aparente genialidad

A quienes han hecho posible este último año… y a quienes ya no están

Tár es la innovadora directora de una de las orquestas más importantes de Alemania. Está en la cúspide de su carrera, a punto de publicar un libro y de dirigir la Quinta Sinfonía de Mahler. Sin embargo, de un modo totalmente inesperado, su vida empieza a desmoronarse en las siguientes semanas. El resultado es un mordaz examen del poder, de su impacto y de su perdurabilidad en el mundo de hoy.

Estamos inmersos en esa época de exitosas películas potenciadas por las candidaturas a los premios de la industria cinematográfica mundial. Un año con grandes producciones, innovaciones técnicas asombrosas, despilfarros visuales, historias intimistas y sorpresas narrativas que pretenden consolidar el regreso del público a las salas comerciales. El doblete de James Cameron (por sus azules avatares y por el reestreno titánico), el Spielberg más genuino (esta vez sin sombrero ni látigo), el peculiar bodegón irlandés de Martin McDonagh, la loca aventura en los mundos que interpreta Michelle Yeoh, o el biopic musical del rey del rock de Baz Luhrmann, son algunas de las propuestas de este interesante curso fílmico.

Y entre tales ejemplos se halla la poderosa riqueza interpretativa de Cate Blanchett. Elfa por excelencia, la Katharine Hepburn de Scorsese, reina de Inglaterra, enemiga del Dr. Jones, hermana de Thor y hasta musa de Woody Allen. Sin olvidarnos de haberse ataviado con las vestiduras del mismo Dylan. Poco más se puede decir en su periplo profesional. 

Aquí está dirigida con enorme acierto por Todd Field (’Juegos secretos’, ‘En la habitación’), a partir del propio guion creado para la actriz. Una historia de vanidad en la que una afamada directora de orquesta, en lo más alto de su carrera, comienza a perderlo todo una vez más por sus propios excesos.

El director va cincelando a su personaje con escenas cortas en la vida poco cotidiana de la batuta de la prestigiosa Filarmónica de Berlín, y elabora planos más largos y complicados, con textos ambiciosos para sus personajes ya esculpidos en el poder. Entre notas, clases magistrales, melodías y tics involuntarios que manifiestan el estrés al que puede llegar una figura así, se pone de manifiesto el precio a pagar por una exitosa mujer y sus sentimientos hacia todo lo que la circunda.

Pero ¿quién crea a una estrella, a un divo, o a una divinidad en su fama superlativa…? ¿Los benefactores, sus compañeros, el público…? Y ¿quién asume la responsabilidad de alzarlos hasta la cúspide para olvidar un arte eclipsado por sus caprichos ocultos más banales…?

Detrás de una exitosa mujer hay todo un entramado de relaciones y pactos acordados para que siga manteniendo su estatus. Sin olvidar de quien se ocupa por limpiar y dirigir que esa posición permanezca inalterada. Nina Hoss, Noémie Merlant, y Sophie Kauer en sus papeles, parecen configurar cierta armonía en el estado de las cosas hasta un momento determinado. El personaje de Mark Strong, el único hombre poderoso, parece circunnavegar en medio de aguas turbulentas. Y entremedias, la orquesta basada en una democracia instigadora del absolutismo de su directora.

‘Tár’ se perfila como una mirada hacia la ética profesional y personal de cualquier rango u ocupación, donde la disciplina y la competencia son tales que llega a parecer una comilona de caimanes. En referencia a estos animales y a su supervivencia, Todd Field propone una curiosa sentencia “marchaos ahora y no dejéis que nadie os juzgue”.

Lo mejor: la Blanchett, impecable, repartiendo espléndidos matices de la inestabilidad con la que en ocasiones (no sé cuántas) se asienta el poder.

Lo peor: el tempo visual de la primera parte hasta que descubrimos todo el potencial que se ha ido sembrando a lo largo de la misma.

Comentarios

Te puede interesar
‘Mufasa: El rey león’, la realidad artificial
‘Wicked’, el negro es el nuevo rosa
El Festival de Sitges se rinde a Terrifier 3
Nuevo tráiler de A Complete Unknown, la nueva película de James Mangold

Deja un comentario