Ambientada en Ciudad Elemento, donde conviven habitantes de fuego, agua, tierra y aire. La protagonista de la historia es Candela, una joven fuerte, ingeniosa y con carácter, cuya amistad con un chico sensible, afable y tranquilo, llamado Nilo, cambia su perspectiva sobre el mundo en el que viven.
La peor película de un gran director es el logro de un cineasta menor.
Esta máxima podría aplicarse perfectamente a ‘Elemental’, la última creación de Pixar, esa compañía de la lamparita que se ha convertido, por derecho propio, en la Reina de la animación del siglo XXI.
La película nos cuenta una suerte de Montescos y Capuletos enfrentados en Ciudad Elemento, donde estos no se mezclan y, como en todas las Sociedades, los prejuicios están a la orden del día.
El romance del acuático Nilo y la fogosa Candela es una película que, siempre, entretiene.
No hay nada en ella que nos haga mirar el reloj, ni renegar de haber pagado el precio de la entrada. Pixar siempre garantiza unos estándares de calidad que también cumple en esta ocasión.
Buena música, personajes cuidados y una factura impecable.
La ‘plantilla’ de Pixar casi al completo, si no fuera porque estamos ante una narración demasiado conformista, donde absolutamente todo lo hemos visto antes (dentro y fuera de las lindes de Pixar), y sabemos qué va a ocurrir desde el principio hasta el final.
Reflexiones sociales, incluidas.
No hay nada más desalentador que estar ante una cinta de los creadores de ‘Toy Story’, ‘Inside Out’, ‘Wall-E’ y ‘Up’, entre otras, y sentirla tan mecánica y prefabricada, y contemplar que faltan alma, corazón y garra.
Hay mucho más sentimiento en el entrañable corto ‘La cita de Carl’ que precede a ‘Elemental’, que en toda la película.
Más allá de su argumento, ‘Elemental’ es un título demasiado idóneo para ella. Con todo lo malo que conlleva.
Lo mejor: los mínimos estándares de calidad de Pixar, están ahí.
Lo peor: se siente mecánica, desganada y prefabricada.