Un equipo de investigación inicia una misión que va a explorar las profundidades más abismales del mar. Pero su viaje se convierte en caos cuando un malévolo operativo minero amenaza su misión y los obliga a librar una batalla de alto riesgo por la supervivencia. Enfrentados a colosales Megalodones y a implacables saqueadores medioambientales, nuestros héroes deben correr más rápido, ser más astutos y nadar a mayor velocidad que sus despiadados depredadores en una trepidante carrera contra el tiempo. Secuela de ‘The Meg’ (2018).
Parece mentira que en 1975 Steven Spielberg y un tiburón mecánico que tenía más fallos que Twitter, nos pusiera los pelos de punta e inaugurará por todo lo alto un Género que, jamás (aunque ha habido algunos intentos estimables como ‘Infierno Azul’) ha alcanzado el nivel de este clásico que te hacía pensar si era prudente meterse en el agua.
Pues bien, ‘Megalodón 2’ deja patente que Spielberg continúa imbatible y. además, que es posible hacerlo aún peor que en la primera entrega, logrando algo que parecía imposible: tres Megalodones, un Kraken, un Rex (que viajaría en el tiempo, supongo), y una serie de bichos todoterreno… y ningún susto. Ni uno.
Pese a que el director Ben Wheatley abraza abiertamente el absurdo, y se dedica empalmar set pieces a cada cual más alocada, absurda e improbable, donde el cortapegado (como The Rock, puedes poner fotos de diversas películas suyas y siempre tendrás la misma pose, para absolutamente cualquier situación) Jason Statham se convierte aquí en una especie de héroe ecologista, que igual lucha contra piratas que empala a un animal que pesa doscientas mil veces más que él con un objeto que, también, pesa más que él.
Este titán sobrehumano (y no me refiero al Megalodón, que no es más que CGI desatado con la capacidad de hacernos hasta reír) no sangra, ni siente, ni padece. Todo se la sopla y reacciona igual con un Megalodón delante, un Kraken, el villano pasado de rosca de Sergio Peris-Mencheta, la fosa de las Marianas y sus 1086 bares de presión o cualquier otra persona o cosa que tenga la mala suerte de cruzarse en su camino. Eso sí, mientras tanto puede ser el padrastro del año de una Mafalda con total tranquilidad.
¿Cómo es posible que una obra maestra como ‘Tiburón’, diera paso a una reata de películas cada vez más degradadas y chorras?; ¿acaso este imponente animal no merece ya otra película su altura?.
Si le metes un presupuesto holgado a ‘Sharknado’, tienes ‘Megalodón 2’.
Con la salvedad de que la primera sabe perfectamente su condición trash y la abraza sin tapujos, con el más absurdo todavía por bandera.
Pero aquí, la grandilocuencia de algunas escenas te hace pensar si Wheatley en algún momento, fugaz, cree que su película puede aportar algo novedoso o de calado al trilladísimo océano de escualos varios, y que el tope de puerta Statham es una suerte de actor con recursos (que tuvo, pero al parecer, no retuvo).
Que sí, que estas pelis son para devorar con palomitas y desconectar el cerebro y tal y Pascual. Pero ¿hasta el punto de volvernos vegetales engulle maíz?.
Por el éxito taquillero, parece ser que sí.
Lo mejor: el carisma de Wu Jing.
Lo peor: es tontísima. Incluso como vehículo para echar la tarde.