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‘Sala de profesores’, los trastornos de una metodología didáctica

Carla Nowak, una idealista profesora, comienza su primer trabajo en una escuela de secundaría. Cuando se producen una serie de robos en la escuela y se sospecha de uno de los alumnos, decide llegar al fondo del asunto por su cuenta. Carla intenta mediar entre padres indignados, colegas obstinados y estudiantes agresivos, pero se enfrenta a las implacables estructuras del sistema escolar.

Quien ha practicado en la docencia, bien sea por vocación, obligación o devoción, sabrá que impartir clases equivaldría a dirigir la tensión del aula, el interés del alumnado, y la maestría del profesorado a modo de una orquesta del calibre de la Filarmónica de Berlín. En pocas décadas, la metodología en la enseñanza ha evolucionado tanto que parece un mundo la diferencia con los comportamientos en las aulas de antaño. Lo políticamente correcto en el mundo estudiantil también puede hacer aguas…

Eso precisamente es lo que viene a demostrar esta muy interesante y ciertamente enigmática ‘Sala de profesores’. Desde la ingenuidad escolar de un grupo de estudiantes guiados por una profesora innovadora y participativa, su director y guionista Ilker Çatak va tejiendo un entramado de sutil suspense. Te atrapa en una maraña en la que el espectador, además de reflexionar y cuestionar sobre lo que está presenciando, sufre ante los constantes e inesperados sucesos que destapa. Todo cogido con pinzas: estereotipos, tópicos, comportamientos racistas, clasismo, diferencias sexistas, falta de respeto, exceso de tolerancia, discriminación. Todo llevado al límite: hasta que el sistema falla y la metodología estalla. Un pulso didáctico que crea el debate social.

Para el papel de la profesora idealista, Leonie Benesch (‘La cinta blanca’, ‘El profesor de persa’), despliega todos sus recursos interpretativos con magnífica eficacia. Se gana a los compañeros generacionales y a los jóvenes actores que forman el elenco del aulario, haciendo un grupo sólido y compacto a la hora de presentar esta historia. Y perfila un sólido papel repleto de registros. Rodeada de jóvenes chavales en su primer trabajo frente a la cámara, da sensación de complicidad y veracidad en lo que está haciendo, que a veces supera a la del mundo de los adultos.

En un microcosmos estudiantil donde se defiende la tolerancia cero frente a la integridad, y la privacidad es incuestionable, parece un contrasentido educar al alumno en todo tipo de libertades hasta que se cruza la barrera del respeto. Apelar a la inteligencia y a la madurez del individuo suele ser complicado cuando se toma la fuerza de la conciencia de grupo, y más cuando se tiene idéntica referencia por parte de los mayores.

El guion que proponen Johannes Duncker y el propio cineasta Ilker Çatak no delimita entre víctima y verdugo en esta particular rebelión en las aulas, sino en el intercambio de roles que puede suponer una metodología didáctica tan actual como compleja.

‘Sala de profesores’ es un juego psicológico y una extraordinaria oportunidad para experimentar a modo de laboratorio los peligros y las consecuencias de cualquier pequeña decisión, no solo entre colegas de profesión sino también entre los estudiantes, como imitadores natos de todo lo que se les enseña.

Lo mejor: la reflexión que provoca este callejón sin salida reflejo de la sociedad en la que se inspira, es difícil proponer soluciones en un ámbito donde se ignoran en otros estadios.

Lo peor: conseguir llevarte a la cima de la tensión y del suspense para dejarte en un laberinto educativo.

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