Documental sobre el poder de la vida y la capacidad de recuperación. Cuenta la historia de cinco niños que están dispuestos a compartir su vida cotidiana, sus dudas y sus alegrías.
Estos niños, entre todos los niños, tienen una particularidad. Imad, Amber, Charles, Camille y Tugdual, han sido diagnosticados con patologías graves, que los hacen muy maduros y conscientes del momento que viven y del poder «del ahora». Pero por sobre todo, siguen siendo niños.
Se reflexionaba en un famoso film futurista de los 80 ambientado precisamente en el año que viene, que lo importante no es la longevidad, sino la intensidad del brillo con el que las estrellas, por ejemplo, son capaces de deslumbrar. Y esta es la verdadera esencia de lo que este precioso documental pretende hacernos llegar.
La periodista y escritora Anne Dauphine Julliand, dirige y escribe ‘Ganar al viento’, tras la amarga experiencia de convivir con una grave enfermedad degenerativa que afecta a su actual hija y que terminó con la vida de la más pequeña a los tres años de edad. Este ya es un duro punto de partida. Tras estas difíciles circunstancias escribió un par de libros en los que compartía de manera optimista su vida día a día.
‘Ganar al viento’ es libertad. Libertad para contar y acompañar en las vivencias de estos cinco especiales niños en su entorno habitual, principalmente el hospital. El equipo de filmación ha conseguido una integración efectiva y plena en esta vida cotidiana tan singular que sabe trasladar y transmitir a través de la gran pantalla.
Camille, Ambre, Tugdual, Imad y Charles representan a un delicado colectivo infantil bajo el denominador común de que todos ellos portan enfermedades graves. Y lo cuentan todo con sus propias palabras, dirigiéndose directamente a la cámara como si de un divertido juego se tratase.
Se aprecia el mimo, cuidado y profesionalidad de las personas que conviven con ellos a diario: profesoras, médicos, enfermeras, padres. Pero siempre desde varios pasos detrás. Dejando todo el absoluto protagonismo a estos jóvenes que son auténticos ejemplos de superación pese a su corta edad.
Juegan, aprenden, les acompañamos en sus curas y algunos momentos más bajos. Son espontáneos y naturales en todas sus intervenciones. Y no se cortan a la hora de mostrar su visión de la vida y de la muerte. Una de las principales frases que tira por los suelos cualquier tipo de compasión mal entendida parece estar implícita en todos y cada uno de los protagonistas hasta que uno de ellos la verbaliza. Es contundente y rotunda, “estar enfermos no nos impide estar felices”.
Este magnífico documental de niños encantadores que te dejan la sensibilidad a flor de piel, es una auténtica lección de vida. Y a la vez un fuerte homenaje cariñoso y abrazo de mucho ánimo a quienes se ven en circunstancias similares a lo largo de sus días. No se puede describir de mejor manera que en la popular expresión africana de “hakuna matata”, o si se quiere entonar como un himno sería tan sólo “vive y sé feliz”.
Cada pedalada que da ‘Ganar al viento’ gracias a sus testimonios nos impulsa un poquito más en busca de la felicidad.
Lo mejor: la tremenda carga positiva que desprende en cada una de sus bellas imágenes.
Lo peor: que sigamos sin saber valorar las pequeñas cosas que ofrece la vida cotidiana como si se tratase de un día único y especial.