Asger Holm, un exoficial de policía, ha sido suspendido de sus funciones y relegado a operador del servicio de emergencias. Durante su rutinario turno de noche, recibe la extraña llamada de una mujer aterrada. A pesar de su reacción de sorpresa, Asger se dará cuenta de que la mujer al otro lado del teléfono ha sido secuestrada, y es entonces cuando comenzará la búsqueda. Recluido en su mesa en la centralita de emergencias, Asgar tendrá que enfrentarse no sólo a la precipitación de los acontecimientos relacionados con el caso, sino también a sus propios demonios personales.
‘The Guilty’ es un poderoso y magnífico ejercicio de imaginación. Poderoso ya que pocas veces se sustenta una película con un único protagonista en la pantalla que hace pasar al espectador por diferentes estadios de repulsa, conmoción, suspense y desasosiego, entre otros muchos. E imaginativo, muy imaginativo, ya que debido a su concepto argumental es el propio espectador quien se monta la misma película en su propia cabeza.
El danés Gustav Möller dirige su primera película con un exquisito acierto. Además de escribir el guión junto a Emil Nygaard Albertsen, describe minuciosamente en tiempo real lo que sucede en una centralita del 112 con muy pocos elementos, y con el interés centrado en un único policía a pocos minutos de finalizar su jornada laboral. Unos auriculares inalámbricos, el ordenador, las líneas telefónicas, un par de pequeñas salitas y poco más de media docena de compañeros de trabajo, conforman los escasos y más que suficientes elementos para atraparnos en su tensión.
Jackob Cedergren es el policía de servicio relegado a teleoperador de emergencias y sobre él recae todo el peso de la película. No es un personaje carismático ni afable, pero a su lado escuchamos las incidencias habituales y cómo se gestionan desde este departamento. Su valor interpretativo es crucial para sostener no solo el interés sino además la verosimilitud de cuanto está sucediendo. La cámara le persigue en todo momento con un abuso más que justificado de primerísimos primeros planos, algo que mide perfectamente la excelencia de una actuación.
Al otro lado de las líneas telefónicas, la interpretación vocal es decisiva, pues al no tener referencia visual, los tonos, las connotaciones y los silencios son decisivos para construirnos una imagen sobre qué puede estar sucediendo en ese mundo que no vemos.
‘The Guilty’ contiene desgarradoras conversaciones con los diferentes interlocutores que deambulan por la red, y sonidos de ambiente externo que precisan lo que está ocurriendo. Pero también sabe jugar a la perfección con lo que no se está viendo, ya que al tener el sentido visual más delimitado la interpretación puede ser más subjetiva. Todo ello pasando por ambos lados del límite de los protocolos de actuación para solventar una situación de crítica.
‘The Guilty’ es una excelente película de suspense y tensión, sin apenas sentimientos, en los que el tiempo corre, juega, presiona y desespera de una manera fría en el transcurso de los acontecimientos. Como el dolor interno de las lombrices, encontramos un protagonista culpable de querer ayudar por celo profesional y a la vez culpable de un secreto que corroe su identidad.
Lo mejor: la interactividad que se recrea en la imaginación del espectador por la genial interpretación y la información telefónica que se audio-describe.
Lo peor: como película seleccionada por su país para la presente edición de los Oscars no será de extrañar que pronto contemos con una versión americana con visos más comerciales.