Tras una emboscada en el año 1987, Bumblebee encuentra refugio en un desguace de una pequeña ciudad costera de California. Charlie, a punto de cumplir 18 años y en plena búsqueda de su lugar en el mundo, lo encuentra averiado y sumamente deteriorado. Cuando consigue arreglarlo, descubre enseguida que no se trata de un Volkswagen Beetle cualquiera…
Paramount ha tenido el gran acierto de reiniciar la franquicia de Hasbro siguiendo los cánones y formas del cine de la misma época en la que nacieron los primeros juguetes de la compañía. De los exitosos muñecos transformables, a la serie televisiva de animación con sus posteriores secuelas, pasando por las seis películas producidas por Michael Bay y con el sello de “Steven Spielberg presenta”, esta que llega ahora (protagonizada por el más carismático autobot), parece más interesada en contar una buena historia que en crear personajes destinados a la fabricación masiva de juguetes para engrosar las arcas de la compañía.
Siguiendo esquemas similares a ‘El gigante de hierro’, o a ‘E.T. El extraterrestre’, su argumento se centra en la relación entre una adolescente (por fin un personaje femenino fuerte entre tanta testosterona), en esa edad crítica y a veces sin mucho sentido, que descubre, interactúa y ayuda al B127.
Hailee Steinfeld (‘Spider-Man: Un nuevo universo’, ‘Begin Again’, ‘Valor de ley’), como Charlie, aporta frescura y proximidad, no sólo a la época de los ochenta sino a esa manera de entender la vida adolescente inmersa en un mundo interior con la música de Los Smiths, la admiración por ‘El club de los cinco’ de John Hughes convertida en peli de culto, o ese fabuloso “Don’t you” de los Simple Minds.
‘Bumblebee’ es el robot exiliado de Cybertron, una especie de Estrella de la Muerte repleta de seres mutantes de chatarra inteligente, a causa de las discrepancias entre los autobots y los decepticons (no le falta su referencia burlona).
Travis Knight (‘Kubo y los dos cuerdas mágicas’ y productor del estudio de animación Laika), dirige su primera película con actores reales. Acierta con una historia más sencilla y conexa con las anteriores entregas, describiendo la relación entre una eficaz protagonista y el más querido de los autobots, aquí en versión ochentera de un escarabajo amarillo.
No es de extrañar que tanto el guión como la historia de Christina Hodson (responsable de la reescritura de próximas heroínas como Batgirl y Harley Quinn), disponga una protagonista que no sirva de excusa para ser escaparate de curvas y belleza como único pretexto.
Los efectos especiales son impecables, y se evita que haya saturación de constantes peleas de los gigantes mecánicos a cambio de un mayor interés en la relación de protección que se establece entre Charlie y Bumblebee.
Aunque se trata de una precuela, se agradecen referencias a futuros personajes como el del agente Simmons, o que el diseño de los robots respete más los trazos originales de los primeros muñecos que salieron al mercado. Y para quienes no conozcan el origen de la red de redes, aquí disponen de una explicación sobre cómo se desarrolló la tecnología para poder crearla en medio de la Guerra Fría.
‘Bumblebee’ es una excelente opción de recuperar ese añorado cine de época pero con la tecnología actual, con la suerte de que pesa más el concepto argumental que la acción, batallas y peleas a las que nos había acostumbrado la franquicia. Se disfruta en buen grado con la familia y deja un magnífico regusto tras verla.
Por supuesto, no le falta humor y burlas a ciertos gustos musicales de artistas o bandas de aquél momento. Pero sin perder su genial toquecito de nostalgia romántica por esa época cinematográfica.
Lo mejor: está bien la historia de Bumblebee por separado y la de Charlie antes de su encuentro, pero el encuentro entre ambos y su interacción dejando más de lado el universo Transformers funciona a las mil maravillas.
Lo peor: la previsibilidad al estar tan encorsetada por las cinco entregas anteriores dirigidas por Bay.