Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que la familia…
Tras el bienvenido regreso de Rocky Balboa para las nuevas generaciones en la película homónima que rescató al púgil (y al incombustible Sylvester Stallone) del retiro, su secuela ‘Creed: la leyenda de Rocky’ de Ryan Coogler supuso el estimable punto final al arco anterior, y el cambio de guantes entre generaciones.
Así, Rocky pasó de alumno a maestro del joven, temperamental y ‘marcado por el legado’ Adonis Creed (Michael B. Jordan), estableciendo con éste una relación paterno filial que su padre, Apollo, ni supo ni tuvo tiempo de darle antes de ser masacrado en el cuadrilátero a manos de Iván Drago.
‘Creed 2’ continúa el tono grave de la anterior entrega, componiendo un sólido aunque previsible melodrama donde, una a una, van desfilando las señas de identidad de la saga del Potro Italiano: superación personal, redención, lecciones vitales, esperanza, recuerdos, pérdida, el peso del pasado, espíritu de lucha y la importancia capital del amor y la amistad, contra viento, sangre y marea.
Adonis coge el testigo de Rocky, un hombre hecho a sí mismo, encarnado en su último rodeo (previsiblemente) por un Stallone crepuscular curtido (para bien) por los años de defender con esfuerzo y sudor una carrera digna de admiración.
Balboa es un pozo de sabiduría, y sus lecciones resonarán más allá de la saga que lo vio nacer y madurar.
Además, a esta entrega se incorpora también Dolph Lundgrend, retomando al Drago que le catapultó a la fama, cansado por soportar el peso de una vida demasiado dura sobre sus maltrechos hombros.
Este hombre, como su rival, se ha forjado en el dolor, y las intervenciones de ambos titanes del cuadrilátero, resquebrajados por el azote de los acontecimientos, enriquecen el drama.
Pero esto no es todo.
Como en toda buena película de la saga, no faltan los contundentes combates, la estupenda banda sonora y, cómo no, el entrenamiento/odisea/viaje del héroe capaz de quebrar a cualquiera, menos a los que quieren escribir nuevas páginas de la Historia con mayúsculas.
‘Creed 2’, sin inventar nada, aporta un nuevo y correcto capítulo a la leyenda, por siempre, de Rocky.
Lo mejor: Stallone, Lundgren y un bienvenido cameo.
Lo peor: no se mueve ni un milímetro del rumbo trazado por Coogler. Para bien, o para mal.