El pequeño Kun, de cuatro años, deja de ser el centro de atención de sus padres cuando nace su hermana Mirai. Frustrado y algo molesto, empieza a experimentar situaciones en casa que nunca había vivido. Pero las cosas cambian de forma mágica cuando la versión adolescente de su hermana viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una aventura extraordinaria más allá de lo imaginable.
Mamoru Hosoda es uno de los referentes actuales de la animación japonesa. Desde que fundó el Studio Chizu en el 2011, tras anteriores éxitos como ‘La chica que saltaba a través del tiempo’ o ‘Summer Wars’, ha cosechado grandes títulos como ‘Wolf Chidren (Los niños lobo)’, ‘El niño y la bestia’, y la más reciente ‘Mirai, mi hermana pequeña’. Posiblemente, esta última entrega sea la referencia más personal del director en cuanto que aborda las la visión de las relaciones familiares y cómo se adaptan con el entorno del hogar cada uno de sus miembros. Una excelente experiencia educativa para padres e hijos.
El protagonista es Kun, un niño de cuatro años que acaba de dar sus primeros pasos en la independencia personal, cuando tiene que asumir dejar el trono con la llegada de su hermana recién nacida Mirai. Observa cómo es desplazado su centro de atención por parte de sus padres al tener que cuidar a la pequeña bebé y cómo la familia ha de amoldarse a las rutinas del nuevo miembro.
Entre rabietas, pataletas, peleas y celos, aprenderá desde la fantasía no sólo a comprender su origen sino también a apreciar el pasado, el presente y el futuro de la familia, a encontrar su lugar en la vida y a superar el miedo a sentirse perdido en las innumerables oportunidades que ofrece el día a día.
‘Mirai, mi hermana pequeña’ es una preciosa metáfora narrativa de la infancia vista con los ojos de un niño pequeño, donde el juego se transforma en una fabulosa fantasía y la imaginación sirve para hacer comprender la realidad. Pero también está dedicada a los padres que adaptan sus vidas para integrar a la recién llegada en medio del cansancio y del frenesí.
Su historia es delicada, sensible y realista en sus descripciones. Minuciosa, detallista y perfectamente realizada en cuanto a su animación se refiere. Y describe la psicología familiar con gran exactitud: de lo individualista a la pareja, de la pareja a la familia, y de ahí a buscar su lugar en el árbol de la vida.
Además de ser una visión moderna que sabe educar en la igualdad de responsabilidades, también retrata la cultura tradicional que se transmite de generación en generación. Tal es el caso de las muñecas Hina, que se exponen como ofrenda familiar para que proteja y augure los mejores designios a la pequeña del hogar, y que provoca una hilarante escena de personajes reales y fantásticos.
‘Mirai, mi hermana pequeña’ es una excelente oportunidad de saborear una película familiar, en la que podemos encontrar reflejos y recuerdos de comportamientos que van desde la infancia hasta el momento de decidir forma la propia familia. Pero también reflexiona sobre transmitir lo mejor que se lleva a los hijos, de igual modo que nuestros padres nos entregaron su legado. Aunque en ese viaje hayamos podido ver más a un demonio que a un padre o a una madre por no querer asumir la responsabilidad.
“Para todo hay una primera vez” es una de las principales leyendas de ‘Mirai, mi hermana pequeña’ que inspira la valentía de crecer como niños mirando a lo lejos para no caer y fijando la vista al frente superando los miedos.
Lo mejor: el costrumbrismo de la familia, la fabulosa mezcla de realidad y fantasía, y el nivel de detalle de la animación.
Lo peor: aunque pueda estar demasiado restringida al plano de los padres y de los hijos pequeños, su lectura universal puede hacerla disfrutable desde cualquier punto de vista.