Pierre-Paul Daoust, de 36 años, es un intelectual con un doctorado en filosofía que se ve obligado a trabajar como repartidor para poder vivir decentemente. Un día, mientras reparte un paquete, se ve envuelto en un atraco que acaba mal: dos muertos y bolsas por el suelo repletas de millones. Pierre-Paul se enfrenta a un dilema, ¿irse con las manos vacías o coger el dinero y huir?
Cuando una pareja mantiene una conversación en la que ella le cuestiona por qué no es presidente de un banco y él responde que es demasiado inteligente, justificando el contenido del diálogo con autores como Sarte, Heidegger, o Jonathan Swift, el espectador, atónito, comienza a descubrir la maravillosa ironía que se esconde tras esas palabras. Aunque el auténtico sarcasmo pueda devenir en descubrir a lo largo del argumento que no existe tal burla, sino el pleno convencimiento de que aprovechando ciertas circunstancias del sistema capitalista la inteligencia puede convertirlas en el beneficio de otro socialista.
‘La caída del imperio americano’ es divertida y cínica a partes iguales. El canadiense Denys Arcand (‘El declive del imperio americano’, ‘Las invasiones bárbaras’, ‘La edad de la ignorancia’), escribe y dirige esta ingeniosa y perspicaz historia en la que un mensajero oportunista aprovecha un golpe de suerte para confirmar la máxima de que el dinero sí da la felicidad, si se sabe usar la cabeza y el corazón.
En un mundo tan laboriosamente globalizado y donde el entramado del dinero sucio puede viajar en primera clase por cualquier país capitalista (o del tipo que sea, pues los paraísos no entienden de política), la filosofía parece dar con la solución al equilibrio social.
Con unos personajes estereotipados como puedan ser un mensajero filósofo (Alexandre Landry), una prostituta de lujo (Maripier Morin) y un motero ex-convicto por fraude fiscal (Rémy Girard), Arcand prende la mecha de una pequeña revolución, con un excelente humor mordaz en cada una de sus líneas de diálogo.
Atracadores frustrados, mafiosos que blanquean su corrupto dinero, un sustancioso botín inesperado, policías en busca de su propio provecho, son los elementos que sirven de contrapunto para desmontar la teoría y práctica del capitalismo y de la globalidad para ponerlos al servicio del socialismo de a pie, el de la calle.
‘La caída del imperio americano’ es una reflexión en la que no faltan los grandes billetes y la calderilla. Sobre los primeros por la opacidad de los grandes negocios; y sobre las monedas de bolsillo porque permiten mantener la supervivencia de parados, desahuciados, personas sin techo, al tener que mendigar limosna a expensas de políticas sociales poco favorables. En ese marco de la gran ciudad como es la Montreal de Leonard Cohen, la miseria de unos muchos convive con la opulencia y lujo de unos cuantos.
Denys Arcand describe y utiliza el entramado financiero internacional para invocar a la responsabilidad por imperativo kantiano y favorecer a los más necesitados. Y lo hace de una manera inteligente, sensible, cínica y fabulosa, rompiendo estereotipos, a modo de una atractiva versión del Robin Hood 3.0.
Lo mejor: sus diálogos, los personajes y su argumento para llevarte a lo impredecible.
Lo peor: que pueda resultar un tanto utópica.