Alemania de la posguerra de 1946. Rachael Morgan aterriza en las ruinas de Hamburgo en pleno invierno para reunirse con su marido, Lewis, un coronel británico que recibe la misión de reconstruir la ciudad destruida. Pero cuando van a mudarse a su nueva casa, Rachael descubre con asombro que Lewis ha tomado una decisión inesperada: compartirán la enorme casa con sus antiguos propietarios, un viudo alemán y su atormentada hija. En esta atmósfera cargada, la hostilidad y el dolor dan paso a la pasión y la traición.
Si en ‘Testamento de juventud’ el cineasta James Kent relataba la propia biografía de la escritora Vera Brittain en el drama personal de la Primera Guerra Mundial, en ‘El día que vendrá’ el director adapta la novela de Rhidian Brook (encargada por Ridley Scott, a fin de traducirse en un guion cinematográfico), inspirada en las experiencias de su abuelo tras la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de ser una película bélica, esta coproducción anglo-alemana, busca un punto de vista personal sobre las posteriores consecuencias de la tragedia que supone cualquier conflicto por encima de sus bandos. No busca ensalzar a vencedores ni humillar a los vencidos, sino describir la convivencia basada en el drama individual de la vida de los supervivientes.
Keira Knightley (‘Colette’, ‘Descifrando Enigma’, ‘Begin Again’), es Rachael. Ha de acomodarse en el nuevo destino al que ha de servir su marido en la Alemania destrozada y repartida tras la guerra. Intenta escapar del pasado reciente y rehacer una nueva vida bajo el techo de una noble mansión compartida con sus propietarios en lo que queda de Hamburgo.
Jason Clarke (‘Cementerio de animales’, ‘Terminator: Génesis’, ‘La noche más oscura’), es Lewis, un coronel británico que se refugia en su condición militar para ocultar el dolor de la responsabilidad familiar.
Y Alexander Skarsgård (‘Casi imposible’, ‘La leyenda de Tarzán’, ‘¿Qué hacemos con Maisie?’), es un arquitecto, padre y viudo alemán, obligado a ceder su propia casa a los invasores británicos mientras aguarda su negro destino.
La complejidad de la convivencia bajo las mismas paredes sumado a las fuertes cargas emocionales que todos arrastran de sus pasados, hacen saltar la tensión y los sentimientos en una más que incómoda situación.
‘El día que vendrá’ es una buena película correctamente tratada, dirigida con respeto y que cuenta con una producción impecable. Pero sin perder el punto de vista de que se centra en una historia de amor y desamor, en cualquiera de los vértices de su triángulo interpretativo, con lo que prescinde de saturar el drama político y social del momento. Vidas destruidas que deben aprender a compartir y a expresar su dolor para canalizarlo y poder seguir hacia adelante, rehaciendo desde los propios cimientos sentimentales previamente eludidos.
Lo mejor: el conjunto de la producción y la credibilidad que aportan las actuaciones de los protagonistas.
Lo peor: la sutilidad del romance en un periodo de desolación y saqueo puede quedar un tanto relegada frente al reguero de miseria que deja cualquier guerra en sí.