Yi es una adolescente más en la enorme ciudad de Shanghái. Un día, se encuentra a un joven yeti en la azotea de su edificio. La supuestamente “abominable” criatura, que se ha escapado del laboratorio donde estaba encerrado, está siendo buscada por toda la ciudad. Junto con sus ingeniosos amigos Jin y Peng, Yi decide ayudarle a huir, le bautizan como “Everest” y los cuatro se embarcan en una épica aventura para reunir a la mítica criatura con su familia en el pico más alto del mundo.
Para el público infantil y juvenil, cualquier tipo de locas aventuras en la gran ciudad siempre ha sido reclamo suficiente como para acudir a las salas y disfrutar del placer de verse reflejado en los personajes protagonistas. Y si encima participa un monstruo adorable, achuchable y tierno que les defienda y proteja ante cualquier circunstancia, mucho mejor. Desde el maravilloso mundo de ‘Monstruos, S.A.’, pasando por ‘Smallfoot’, hasta el más reciente ‘Mr.Link: El origen perdido’, las referencias legendarias al yeti han servido de excusa para atraer a los espectadores más jóvenes, y en este caso abrirse camino en el arduo mercado chino, antes de que las cosas (comercialmente hablando) puedan ponerse un poco más complicadas. La única paradoja es la valla publicitaria que anima a “Visit Everest” en la película, cuando hace ya saltaron las alarmas sobre el overbooking de la montaña más alta del planeta.
‘Abominable’ puede ser muchas cosas menos precisamente este adjetivo. Sus directores Jill Culton (responsable de la historia), y Todd Wilderman construyen un viaje fascinante en el que tres chavales, con sus propios problemas de la edad, se unen para devolver a la afectuosa criatura a su entorno natural. Ambos provienen del mundo de la animación, y entienden la manera de conectar no solo con el público más joven sino con el oriental, para hacer más atractiva la narración. Al igual que los personajes de ‘Cómo entrenar a tu dragón’, aquí se presta mucha atención a la manera de describir la vida de estos protagonistas.
Yi vive con la madre y abuela engullida por sus quehaceres habituales autoimpuestos para sacar algún dinerillo. Pluriempleada en pequeños trabajillos domésticos que le permiten estar ocupada para no pasar página por los ausentes. Peng es un chaval algo más joven, anclado en esa bendita felicidad de la ignorancia infantil. Juega en la calle al baloncesto solo (tal vez por el reciente mundial que ganó España en el país anfitrión), y disfruta de la amistad que cualquiera le pueda brindar. Y Jin es su primo guaperas y presumido enganchado al móvil, que ya está en esa fase de encandilar a los demás con su incipiente sex appeal.
Repitiendo la fórmula chico encuentra dragón desvalido por chica descubre un yeti asustado, algo que no sucede todos los días, Dreamworks propone juegos y diversión, a la vez que responsabilidad y madurez para armonizar la magia de la naturaleza.
Everest -bautizado así por su lugar de origen- es una extraña mezcla entre un King Kong canoso y un Chewbacca albino, menudito y simpaticón. Tiene un diseño tan sencillo y eficaz que con solo un par de enormes ojazos, una boca que derrocha sonrisas, y un cuerpo peludo cual gigantesco peluche afectivo es capaz de engatusar a cualquiera para socorrerlo. Eso, y claro una esmerada animación.
‘Abominable’ es una historia de liberación, repleta de poder mágico y curativo, divertida y que habla de los valores familiares en los que encontrar refugio, de la perseverancia y de no rendirse nunca ante las adversidades. Pero también es una atenta mirada a la naturaleza y a reflexionar sobre si seríamos capaces de apresar estrellas (esos antepasados protectores), con tal de tenerlas escondidas en nuestras manos. Un viaje de postales y parajes exóticos que fascinará al público familiar. Como dice la misma abuela “y no se hable más”.
Lo mejor: una excelente animación para una historia que cumple sobradamente con lo que promete ser.
Lo peor: que se pierda por el camino la sutileza de los mensajes que brinda a lo largo de su metraje.