Por Jose Luís Serrano García
Cuando Diego está a punto de casarse con la mujer a la que ama, ésta le deja tirado cinco días antes de la boda. Con todo, prefiere no avisar a nadie para ver si, finalmente se arrepiente… cosa que no sucede. Destrozado, solo cuenta con la ayuda de dos primos para pasar el mal trago. ¿Qué es lo mejor que se puede hacer en estos casos? Marcharse al pueblo, a reconquistar al amor de su juventud.
Con un guión curradísimo y de mayor simpleza argumental que GORDOS o AZULOSCUROCASINEGRO, ésta vez Daniel Sánchez Arévalo, recurre a otro estado para contar una historia: el compañerismo, el buenrollismo. Así Quim Gutiérrez (Especialmente él, muy inspirado), Raúl Arévalo y Adrián Lastra se comen la pantalla bien secundados por Inma Cuesta, Antonio de la Torre y Clara Lago. Hay muchos personajes, todos tienen sus problemas y todos están bien desarrollados para que nos creamos la evolución de los personajes.
Una curiosidad añadida que debo comentar es que vi el film rodeado de una chavalería de 13 o 14 años… no creo que sea un film destinado a ese público la verdad. Si me dijeses veinteañero…
Pero curiosidades aparte el film funciona en su desarrollo, no se anda con milongas y tampoco se hace larga. Un film de estos, con un humor español bastante típico es agradable de ver en la cartelera de vez en cuando.
Y es curioso también que, siendo la más simple de las tres, que cuenta con su consabido happy ending y ciertas partes que las ves venir, como el numerito musical (muy gracioso a todas luces), es la que más me ha convencido de los films de Arévalo. Probablemente sea poco trascendente si, pero el regusto que deja en la boca es dulce. Un acierto.
Por David Hidalgo
Dejando atrás sus anteriores obras («Azuloscurocasinegro» y «Gordos»), Daniel Sánchez Arévalo nos ofrece, en esta ocasión, un relato bastante más sencillo y cercano (y con menores dosis de humor grotesco, todo hay que decirlo), utilizando un plantón nupcial como detonante y la localidad de Comillas como lugar de desarrollo emocional de los protagonistas. A partir de aquí, los actores (destacando los geniales trabajos de Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre e Inma Cuesta) nos meten de lleno en una trama sencilla pero elaborada en cuanto a su construcción y ejecución.
Apoyado por una preciosa fotografía de Juan Carlos Gómez (que resalta y satura la tonalidad de los colores al tiempo que nos muestra bellísimos paisajes y entornos) y una pegadiza selección de canciones (con especial énfasis en el tema «Quiet Town» de Josh Rouse), Sánchez Arévalo imprime a la cinta un ritmo adecuado, dejando el suficiente espacio para que cada trama, subtrama y personaje quede lo bastante desarrollado pero sin llegar en ningun momento a aburrir.
El único punto flojo que le encuentro a esta agradable comedia de enredo es el vocabulario excesivamente soez que utilizan los personajes, resultando los diálogos artificiosos y chabacanos. Aparte de eso (y quizás de una sensación de que se quedó a medias, no explotando del todo su potencial), lo que queda es una feel-good movie de esas que te motivan a vivir la vida tal como realmente quieras hacerlo y a tomar tus propias decisiones, con una buena dirección y un apartado técnico impecable a su favor, además de unas muy creíbles interpretaciones y escenas redondas como la del karaoke. Lo nuevo de Sánchez Arévalo, como siempre, es digno de ser visto, a poder ser, en buena compañía y con un bol de palomitas.
Valoración: Muy buena