Un grupo de presos son encarcelados en Siberia, dónde están los gulag, centros penitenciarios más horribles diseñados por la Unión Soviética. Tuvieron que recorrer cerca de 6000 kilómetros y atravesar el Himalaya, el desierto del Gobi y el Tibet. Adaptación de ´The Long k: The True Story of a Trek to Freedom´ de Slavomir Rawicz.
Hay películas que te llenan según las estás viendo. Películas que al salir del cine te dejan en un estado catatónico que incluso hace sentirte mejor persona y que es difícil de explicar, una sensación que solo se puede experimentar en una sala de cine. Pues con CAMINO A LA LIBERTAD tuve esa sensación.
Y solo un viejo artesano al que servidor siempre le ha visto pequeños defectos, como podía ser Peter Weir, podía llevarme hasta tal estado. El viaje es duro, el paisaje es hermosísimo, los actores son inmesos (en especial Ed Harris, y es que parece que existe una regla cinematográfica en la que película en la que sale este hombre, película que se debe ver de forma obligada, un Oscar para este señor ¡por favor!)
CAMINO A LA LIBERTAD es la gran olvidada de los premios de la academia de éste año, un derroche de ingenio, un film rodado con una factura impecable. Weir consigue que el espectador se desgaste casi tanto como los personajes mientras observa la travesía por el Himalaya.
Además, el guión nos da un par de conversaciones bastante interesantes y aunque es cierto que tras la huída del campo de concentración (donde sucede alguna que otra secuencia formidable protagonizada por Colin Farrell muy metido en el film) la acción y el interés pueda decaer un poquitín, el resto de film sigue resultando apasionante.
Es decir, se la recomiendo encarecidamente. Antes de que pase a mejor vida en la cartelera, recupérenla.
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