La pareja más extraña, divertida y letal, formada por el guardaespaldas Michael Bryce y el asesino a sueldo Darius Kincaid, vuelve a la carga en una nueva misión, que pondrá en serio peligro sus vidas, para garantizar la paz y estabilidad en Europa. Bryce, aún bajo investigación y sin licencia, se encuentra disfrutando de su año sabático, cuando Sonia Kincaid, la impulsiva y peligrosa esposa de Darius, reaparece para que la ayude a liberar a su marido y luchar contra un complot mundial en el que están implicados un malvado griego y un célebre exagente.
En ocasiones, los rodajes transmiten tan buen rollo y complicidad entre los equipos técnicos y artísticos que son capaces de trascender al asiento del espectador, para disfrutar a tope del entretenimiento que ve en la gran pantalla. Tal es así, que en muchas circunstancias no ha finalizado la producción y ya están embarcándose en una nueva aventura para continuar las andanzas a modo de secuela. Un ejemplo. ‘Los mercenarios’, reuniendo un elenco de grandes estrellas del cine de acción en declive, más por la edad y por el empuje de nuevas promesas interpretativas, que lo dan todo para gusto de todos.
Tal vez por esto mismo, el director de la tercera entrega de la saga citada, Patrick Hughes ha vuelto a reunir al equipo creado por Tom O’Connor al que ahora se le incorporan los guionistas Brandon y Phillip Murphy. El resultado es una trepidante y alocada trama de acción para mayor gloria de un sicario, un guardaespaldas y una timadora, que deambulan dejando un reguero de sangre y cadáveres por toda Europa. Aunque a quien más le toca limpiar sea a la misma Italia.
Sin necesidad de recurrir a superhéroe alguno de un sello ni del otro universo cinematográfico. Sin portar sables con los que rebanar a los enemigos, ni enmascararse bajo una capucha ensangrentada. Sin parches oculares, ni capas cósmicas de orígenes aztecas y eternos. Los tres personajes principales repiten en sus papeles sin limitación de sus poderes (que no súperpoderes), y artes con el gatillo.
Ryan Reynolds viene a ser la versión cómica de Tom Cruise, en cuanto a que se involucra con el argumento y la producción, llevando en ocasiones la voz cantante aunque dirijan y escriban otros.
Salma Hayek gana más protagonismo y se presta en cuerpo y alma a su personaje, sin miramiento alguno más en lo primero, mientras que su texto va soltando perlas en forma de tacos (y no de los que se comen precisamente), y en modo bilingüe en la versión original.
Samuel L. Jackson disfruta y se lo pasa en grande dando tumbos de un lado para otro, con sus continuas disputas hacia el primero y la pasión ciega por la segunda.
A ellos se les incorpora un Antonio Banderas afincado en Grecia, un Morgan Freeman que no duda en reírse de sí mismo y un Frank Grillo un tanto despistado. Teniendo todo esto en cuenta, y desconsiderando al personaje de El Zorro por no haber nacido del cómic, salvo nuestro malagueño internacional, todos han interpretado personajes de las dos líneas editoriales de las viñetas más relevantes.
‘El otro guardaespaldas 2’ es un film muy entretenido, con cierto toque gamberrete, que sabe mofarse hasta de las pomposas ceremonias de premios (en relación a los Oscars, por ejemplo). Peleas, tiros y sangre, mucha sangre, con humor y sin pudor, donde la música (los temas seleccionados y la cámara lenta) también tiene su puntito Masacre -en alusión al personaje-. Un verdadero divertimento para Reynolds y su pandilla en busca de proteger una Europa amenazada de colapso financiero, en este alucinante desparrame de principio a fin.
Lo mejor: una Hayek completamente desinhibida, recuperar estos alocados roles e incorporar a los nuevos fichajes, y el hecho de reírse de todo cuanto se cruce por su camino.
Lo peor: que por el concepto en sí mismo no se pueda pedir mucho más que un alocado y puro entretenimiento, con grandes dosis de acción.
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