Se trata de una comedia dramática protagonizada por el icónico Udo Kier («Bacurau») que narra la historia de Pat Pitsenbarger, un excéntrico peluquero gay que se escapa del asilo en el que está ingresado para cumplir con un último encargo: peinar y maquillar a una antigua celebridad, amiga y clienta, para su velatorio.
A estas alturas, señalar que Udo Kier, uno de los reyes cinematográficos del camp, entrega una buena actuación, es como decir que la lluvia moja o el sol sale y se pone.
Cuando este actorazo extraño, hipnótico y polivalente se pone delante de la cámara, nunca sabes,por dónde van a ir los tiros.
‘Swan Song’ es una película de realización conformista y un tanto pobre, pero que es tan grande como su actor protagonista que, con 75 años a sus espaldas y una larguísima carrera, sigue asumiendo riesgos en cada papel que interpreta.
Este peluquero gay a veces entrañable, a veces encantador, y a veces un verdadero imbécil, vuelve al pueblo donde triunfó en su profesión para realizar su última hazaña peinando el cadáver de una amiga/enemiga, mientras repasa una vida llena de recuerdos marcados por el amor, el dolor,la tragedia, la enfermedad y la intolerancia.
‘Swan Song’ es una película irregular, donde el director Todd Stephens da muchas cosas por sentadas, centrándose demasiado en la majestad de Kier y el amor por este excéntrico protagonista, y descuidando aspectos del guión y el montaje que convierten la película en un caos intermitente.
Quizás Udo Kier es demasiado actor para la cinta; quizás la historia de Pat merece una aproximación más clara, estructurada y descarnada que la que disfrutamos aquí.
Lo cierto es que ‘Swan Song’ podría optar a cientos de galardones, y perdurar en el recuerdo de la audiencia, si el torbellino Kier se viera mejor acompañado, con menos ligereza y torpeza y un nervio a la altura del personaje y la tremenda moraleja.
Lo mejor: Udo Kier, como siempre, fantástico.
Lo peor: el resto no acompaña.
Comentarios
Post relacionados
