Un grupo de americanos viaja a Moscú coincidiendo con una invasión alienígena de la ciudad. Los termómetros marcan 40 grados durante la ola de calor más intensa de la historia de Moscú. Dos jóvenes buscan cobertura bajo un coche de policía abandonado en la Plaza Roja, ahora completamente desierta. No están buscando una sombra para resguardarse del sofocante calor. Tratan de evitar que les localicen unos alienígenas camuflados que han colonizado la ciudad. Desde hace algunos días, estos jóvenes y sus compañeros se han visto obligados a buscar refugio bajo tierra, ya que la ciudad, como el resto del mundo, ha sido diezmada por una amenaza alienígena. Ahora han de esconderse, cuentan con pocos suministros y buscan desesperadamente seguridad, algo difícil de encontrar incluso en la mayor atracción turística moscovita.
No hay tipo (cinematográficamente hablando) que más me desconcierte en éste planeta que el señor Timur Bekmambetov. Por una parte, el tío tiene unas ideas bastante claras sobre el tipo de cine que quiere mostrar al espectador: Basarse en el poderío visual, apoyarse en unos efectos especiales capaces de quitar el hipo mientras todos nos agarramos a la butaca pidiendo más. Pero por otro lado, su manera de ejecución, hace que nos quedemos perplejos viendo lo que podría ser y al final no ha sido.
Me ha pasado con toda su cinematografía. Empezando por ‘Guardianes de la noche’ siguiendo por los del día y terminando por ‘Wanted’ (esa en la que las balas se disparan con efecto, una auténtica sobrada).
Y eso amigos míos, le sucede a ‘La Hora más Oscura’, que desembarca en nuestras carteleras intentando ser un émulo de las cintas de Roland Emmerich y, a pesar de que el alemán no es santo de mi devoción, cuando el tío se quiere cargar el planeta pues lo hace con cierto estilo en, por ejemplo ‘El día de mañana’ (No hablemos de ‘2012’ por favor, hay cosas y cosas).
Pero sí, el asunto es que éste film con 50 millones más de presupuesto (y 30 hojas más de guión a sumar a la portada, contraportada y 5 que tiene actualmente) podría funcionar. Porque Emile Hirsch a pesar de su juventud y de la nulidad de personaje que interpreta, tiene el carisma suficiente (y lo lleva demostrando bastantes pelis atrás, luego tampoco se la puede atribuir ese logro) como para manejar él solito ésta «superproducción».
Nada en el film funciona. Ni los efectos especiales, ni el diseño de los extraterrestres, ni la dirección, si me apuras no funcionaron ni los cafés que daban los becarios. Es una lástima, pero me da esa sensación de que ninguno de los que estaban allí (aparte de Hirsch) querían hacer ésta película. La metería en el tipo de «vamos a inflarnos de pasta gastando lo mínimo y a otra cosa mariposa» y no hay cosa que más me reviente de una película. Muéstrame algo, enseñame algo, dame algo por lo que merezca la pena pagar 6 euros la entrada.
Y ésta no lo hace.
Lo Mejor: Paso palabra.
Lo Peor: Difícil escoger, pero me quedaría con el final.