“Miguel (José Sacristán) es un veterano periodista, temido y respetado, y Ángela (María Valverde), es una joven estudiante universitaria de periodismo. Ambos personajes se encuentran y por circunstancias inesperadas acaban encerrados en un baño”
1987 año en el que David Trueba comenzaba su carrera de Periodismo. Año en el que nuestro país experimentaba cambios políticos, económicos y sociales que marcaban una nueva etapa. Trueba nos presenta una historia extraña y pecaminosa: Un hombre mayor, periodista de los de antes, de los que escribían a máquina en el famoso café Comercial encarnado en un brillante José Sacristán. Frente a él, una dulce y joven estudiante de periodismo con aire muy misterioso (María Valverde).
La mayor parte de la película se desarrolla en un baño donde los dos protagonistas permanecen encerrados durante dos días. Trueba consigue con un solo escenario y dos actores mantener la tensión durante toda la obra a través de sus inquietantes y reflexivos diálogos. Humor sarcástico, ironía y una gran compenetración entre las dos personas, que a pesar de estar separadas por la juventud y la vejez obtienen las mismas conclusiones y pensamientos sobre lo que es la vida y la realidad. Ambos quieren obtener algo del otro y evolucionan a lo largo de la película.
Un cuarto de baño, dos actores y una toalla es todo lo que ha necesitado Trueba para realizar la película. La imaginación está presente en los personajes y se transmite al espectador. A pesar de tener el mismo escenario el ritmo es acelerado porque la conversación engancha, ya que no es una historia normal, es una extraña y curiosa pareja que sin duda no habría sido lo mismo sin la presencia de un magnífico Sacristán, aunque hay que reconocer que María Valverde está a la altura, en un papel difícil y misterioso en el que no imagino a ninguna otra actriz, pero quizá porque siempre hace el mismo tipo de personaje tímido y extraño que siempre oculta algo.
Lo mejor: Las lecciones que el profesor da a la alumna a través de interesantes diálogos.
Lo peor: Sobraría la escena del final de la protagonista caminando, que rompe con la estética de lo anterior.