Cinco amigos se alojan en una cabaña de Tenessee para así poder ayudar a una de las jóvenes, que se encuentra en rehabilitación por drogas. Estar sin sus drogas convierte a la chica en una persona agresiva, lo que llevará a sus amigos a no darse cuenta de que en realidad esta poseída por demonios que fueron desatados al leer el Necromicón.
No soy tal vez el más adecuado para criticar el film, pues mi fama de «cagón» con este tipo de películas ya es bien conocida por los integrantes de la página. Aún así decidí echar un vistazo al remake del clásico de culto ‘Posesión Infernal’ que en su momento dirigió Sam Raimi y que en esta ocasión lo hace con bastante soltura Fede Álvarez. Como las chicas chillan y los chicos reciben palos en este tipo de películas es difícil evaluar al consecuente reparto (de todos modos convincentes en sus papeles nada profundos) así que la mano del director es tal vez la que más nos importa en estos casos.
Al hablar de este remake, me viene a la cabeza ‘El Cabo del Miedo’. En aquel film Scorsese lleva al máximo la propuesta del film original hiperbolizando la cinta hasta niveles insospechados (Elevando a DeNiro a la altura de un semidiós). Pues aquí seguimos esa misma estela y, en consecuencia, se multiplican los litros de sangre y vísceras para los amantes del gore. Incluso, en algunos ratos, se consigue que el film tenga mal rollito.
Pero, será cosa mía, los personajes del film me parecieron tan sumamente estúpidos que, al no empatizar nada con ellos, me dio igual si morían o no. Un personaje que te atraiga querrás verle sobrevivir y te meterás más en la trama. Aquí realmente estamos atentos a que empiece el demoníaco espectáculo.
Y dicho sea de paso, cuando el espectáculo comienza, entra a saco sin dar respiro al espectador. Utiliza recursos ya explotados en otros films (o en su predecesora) pero no desentona demasiado el nivel. Estamos ante un remake muy correcto para los tiempos que corren, que no hace daño ni desluce la original.
Lo Mejor: el Tour de force en la cabaña.
Lo Peor: la estupidez de los protagonistas.
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