El gran rey Jerjes de Persia, mitad hombre y mitad dios, quiere vengar la afrenta sufrida por su padre Darío I en la Batalla de Maratón. Invadir y conquistar Grecia se ha convertido en una obsesión. Después de la victoria en el paso de las Termópilas ante los Espartanos de Leónidas, su Gran Armada avanza inexorablemente hacia la capital de la cultura helena, Atenas. Sin embargo, Temístocles, general ateniense, prepara una flota para enfrentarse a los persas de la ambiciosa Artemisia en Salamina.
Es una pena que esta secuela y a la vez Spin-off de ‘300’ llegue tan tarde.
La cinta que redefinió el estilo visual del cine de acción, encumbró a los altares a Zack Snyder y fue parodiada e imitada hasta la saciedad (‘Inmortals’, ‘Hércules: el origen de la leyenda’, la serie televisiva ‘Espartaco’, la próxima ‘Pompeya’) supuso un revulsivo en el género pero (seamos serios) a nivel narrativo tenía muy poco que ofrecer.
Casi diez años después aterriza en nuestras pantallas ‘300: el origen de un Imperio’, una cinta que acusa, y mucho, el paso del tiempo.
¿Por qué? Por el hecho de que, a pesar de ser mucho mejor que su predecesora, sufre el desgaste de la fórmula con la que cine, televisión e incluso videojuegos nos han machacado estos años.
Aquí el Libreto es sencillo pero sólido. Lo que en ‘300’ no era más que una exaltación de la camaradería y un supermercado de esteroides, en la secuela (aunque se hartarán también de ver cuerpos Danone) se busca dar consistencia a lo que allí acontece.
Los personajes tienen motivaciones diferentes al sexo y la sangre, y hay más de uno interesante (en ‘300’, Leonidas, y ya). Mención especial para la siempre magnífica Eva Green, a la que odiamos, tememos y deseamos a partes iguales. Verdadera villana de la cinta, una vez que el director Noam Murro, con buen criterio, pasa al soso de Jerjes a un segundo plano.
De nuevo la propuesta visual es intachable, llevando un poco más allá lo que hizo Snyder, y regalando algunas escenas realmente memorables (el prólogo al completo, las batallas navales y los excelentes créditos finales).
Si ‘300: el origen de un Imperio’, se hubiera estrenado antes de que su legado fuera exprimido hasta no dejar ni gota, sin duda la calificaríamos muy por encima de la original.
Pero años de maltrato a la obra de Snyder y Miller, de sucedáneos de todo pelaje y parodias que forman parte del imaginario colectivo pesan demasiado, y la sensación (irreal en cuanto hacemos una lectura objetiva) de que esto está muy visto nos resulta inevitable.
El desenlace (si la taquilla acompaña) presagia una nueva entrega que, esperemos, no tarde otra década en llegar.
Lo mejor: es mucho mejor que la primera.
Lo peor: llega muy tarde.