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‘Los mercenarios 3’: más personajes, menos fiesta

Los mercenarios 3

Los mercenarios 3

El mercenario Barney Ross y su cualificado grupo de profesionales son sorprendidos cuando aparece alguien de su pasado para rendirles cuentas. Stonebanks fue miembro fundador del escuadrón de los mercenarios, detenido por Barney y dado por muerto y ahora busca venganza. Inquietos por la irrupción de este viejo enemigo, Barney se lanza reclutar a nuevos miembros para frenar su sed de venganza. La vieja escuela compite contra la nueva generación para enfrentarse al mayor desafío de sus vidas.

Lo mejor de la saga mercenaria era que no se tomaba en serio. Las andanzas de estos abueletes de armas tomar servían de excusa para que los Actioners de los ochenta se lo pasaran en grande, parodiándose, riéndose de todo, rindiéndose culto y entregando un par de horas de acción sin cortapisas ni las moderneces actuales del género.

En la primera funcionó bien, y en la segunda (sin duda, la mejor) a la perfección. La tercera entrega desde luego lo intenta, aumentando la espectacularidad pirotécnica y los medios, pero perdiendo el tono de guasa, principal seña de identidad de la franquicia de Stallone y compañía.

‘Los mercenarios 3’, comete el tremendo error de creerse más de lo que es. Por un lado, propone un relevo generacional con personajes indefendibles; por otro lado, reivindica a los viejos Rockeros como los únicos que pueden salvar el cotarro. En ambos casos, tira de clichés y frases hechas, que estaban muy bien cuando eran una mera excusa para seguir la fiesta, pero resultan claramente insuficientes cuando se pretende trascender.

Las nuevas incorporaciones, se quedan a medias.

El Comando de teenagers está más visto que el tebeo, y no hace nada que no le veamos hacer al Agente Hunt de Tom Cruise con estilo.

Harrison Ford pone el piloto automático, en una actitud claramente mercenaria; Mel Gibson articula un Villano con potencial ilimitado, que va perdiendo gas conforme avanza la película, pero suelta, también, las mejores frases de la cinta; Kelsey Grammer es un gran actor, pero aquí es un pez fuera del agua; Wesley Snipes lanza cuchillazos a lo Blade, sin preocuparse demasiado por nada…

Hay una bienvenida salvedad: Antonio Banderas.

Su desatado personaje, Galgo, es un moñas tan letal como el resto del grupo, pero el Malagueño sí parece ser consciente de que todo esto es una fiesta, una celebración del cine de acción que fue (y ya no es) y una película inocua para pasar el rato sin que el espectador se preocupe por nada más que satisfacer sus ansias primarias.

‘Los mercenarios 3’ lo tenía todo para ser la entrega definitiva de la franquicia. Salvo el pudor y la honestidad suficiente como para mantenerse en la Liga que le corresponde.

Lo mejor: las coñas de Antonio Banderas y el músculo pirotécnico.

Lo peor: patina al intentar ponerse seria con lo mínimo.

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